Julio Antonio Mella y sus “Glosas al pensamiento de José Martí”

Al abordar la vida y obra de Julio Antonio Mella, llegan a la mente numerosos hechos y procesos de los que él formó parte como miembro activo, y, en la mayoría de los casos, como figura principal. Así, ha de hablarse de su valiosísima labor como dirigente estudiantil al llevar a cabo la Reforma Universitaria, que posibilita, a su vez, la fundación en 1923 de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), el lanzamiento del Primer Congreso Nacional de Estudiantes, así como la creación de la Universidad Popular “José Martí”.
Sin embargo, a nuestro juicio la labor de Mella no puede analizarse como la realización de un pensamiento empírico o espontáneo a través de acciones valientes y adelantadas a su época, sino como resultado de la asunción del marxismo y el leninismo a partir de una inicial formación que se alimenta del pensamiento martiano y de la tradición de lucha del pueblo cubano. Ello se debe, en gran medida, al hecho de que Mella comprendió la necesidad de rescatar las raíces de la tradición histórica, fundamentalmente el ideario democrático, revolucionario, antimperialista y nacional liberador de José Martí.
En Mella ocurrió una evolución ideológica inconmensurable. Si bien desde los inicios de su vida política se declaró antimperialista y latinoamericanista– ejemplo de su precocidad y claridad en las ideas–, en los primeros momentos de su labor Mella consideraba que la reforma universitaria debía surtir efecto en el status quo de la República. A decir de la investigadora Juana Rosales García, este pensamiento corresponde a una concepción liberal de la educación, la cual privilegia la instrucción y la cultura para lograr las transformaciones sociales que el país necesita. Sin embargo, más adelante Mella comprende que aparejado a la reforma universitaria, debe venir también el combate patriótico por la verdadera independencia y por lograr cambios radicales en el sistema político cubano. En este sentido, continúa Juana, Mella supera las tesis liberales con respecto a la educación y al progreso social, y parte del análisis martiano respecto a la profunda relación existente entre sistema social-sistema educacional, lo cual deviene punto de partida importante en el proceso de articulación del marxismo y el leninismo con las tradiciones nacionales revolucionarias cubanas, especialmente el pensamiento martiano.
Sin lugar a dudas, el conocimiento de la obra martiana le induce a buscar, en el pensamiento universal, la teoría capaz de dar respuesta a los nuevos problemas que le planteaba su época. Posteriormente, con las armas del marxismo y el leninismo, Mella realiza una lectura más profunda aún del pensamiento del Apóstol, de manera que el antimperialismo y el latinoamericanismo, los ideales de unidad, justicia social e independencia nacional, fueron descubiertos en su verdadera dimensión. A ello contribuyó su ingreso en la Agrupación Comunista de La Habana en 1924, desde cuyas filas Mella será, junto a Baliño y un pequeño grupo de líderes obreros, el alma de la naciente vanguardia política de la clase obrera, el Partido Comunista (1925). La relación de Julio Antonio con Baliño, quien representaba el antecedente más vital del ulterior proceso de articulación del pensamiento martiano con la teoría del marxismo y el leninismo, fue determinante en su pensamiento.
Mella afirmaba que el análisis de la obra de Martí era una necesidad impostergable para con la época. No por casualidad en sus Glosas al pensamiento de José Martí, en franco diálogo con el Maestro, expresa que siente “temores de no hacer lo que la memoria del Apóstol y la necesidad imponen”. Él se refiere, fundamentalmente, a una necesidad social, pues más allá de la dependencia económica, el entreguismo de los gobiernos de la época, la farsa que resultaba la organización política, a Mella lo que más le desgarraba –al igual que a Martí en su momento—era la injusticia para con los más desposeídos, la explotación del pueblo, y los crímenes que se cometían contra todo aquel que se pronunciara en desacuerdo con el régimen. Cuando en sus Glosas habla de JUSTICIA ECONÓMICA, se refiere a la necesidad del reparto justo de las riquezas del país entre todos sus habitantes, sin discriminación racial ni social, y recuerda así ese sueño martiano de una república “Con todos y para el bien de todos”. De ahí que también rechace el imperialismo y a los que él denominaba “tiranos nacionales”, “elementos no naturales” del gobierno, refiriéndose al rico capitalista aburguesado que tanto oprimía y saqueaba a obreros y campesinos. Sus Glosas, incluso, son enaltecidas con denuncias a los “¡ladrones, ignorantes!”, y con un “¡Viva la justicia social!” que demuestran la urgencia mellista de la transformación completa del orden existente en la república neocolonial. En estos aspectos, sin lugar a dudas, es donde “se pone de relieve la dimensión de la eticidad que es el verdadero vínculo unitivo” entre Mella y Martí.
Esa eticidad que caracteriza a Mella, al igual que a jóvenes de su generación (Villena, Pablo de la Torriente Brau, Antonio Guiteras, Raúl Roa), es la que le permite desentrañar el verdadero significado de la obra martiana para la causa independentista cubana. A lo largo de sus Glosas, resultan evidentes los elementos que él brinda para justificar su pensamiento. Entre ellos, y además de los mencionados anteriormente, se encuentran a nuestro juicio los siguientes:
– El pensamiento martiano es un arma fundamental para la lucha, pues su impronta es visionaria, completamente adelantada a su época, y resulta indispensable aplicarla a las nuevas circunstancias. Para ello, Mella afirma que hay que tomar en cuenta “el interés económico social que “c r e ó” al Apóstol, sus poemas de rebeldía, su acción continental y revolucionaria; estudiar el juego fatal de las fuerzas históricas”. En pocas palabras, ha de estudiarse el momento histórico concreto que le correspondió vivir a José Martí, con los consiguientes paralelismos, comparaciones, análisis.
– Mella destaca el vínculo nacional- latinoamericano en las ideas del Maestro, pues a su juicio «Martí jamás ignoró el carácter internacional de la lucha revolucionaria. Se decía que era un hijo de la América». Como en Martí, en él lo latinoamericano será el punto de partida del vínculo de lo nacional y lo internacional; aunque se trata, además, de los nexos entre la revolución nacional liberadora y la revolución socialista.
– A pesar de su época, Martí “comprendió las grandes fuerzas revolucionarias y constructivas que el proletariado tiene en sí”, y ello demuestra las semejanzas entre el pensamiento martiano y el marxista- leninista que tanto defendía Mella.

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